quinta-feira, 19 de março de 2015

¿Quién practica la acción?

Como sabemos,  la traducción consiste en reproducir en una lengua lo que se ha dicho anteriormente en otra. Para eso, es fundamental que el traductor sea capaz  de comprender perfectamente el texto original, lo que no siempre es una tarea fácil.
Aun en lenguas tan próximas como el español y el portugués, encontramos diferencias estructurales que dificultan el proceso de traducción.

Básicamente, una oración es un enunciado con sentido completo que se compone de dos elementos esenciales: el sujeto, aquel que practica o sufre la acción; y el predicado, lo que se dice del sujeto. La estructura común de una oración afirmativa es sujeto + verbo + predicado. Sin embargo, este orden puede, y suele, cambiar. Además, no siempre es fácil saber si el sujeto sufre o practica la acción.

Me explico: algunas oraciones tienen figura activa, pero significado pasivo.

Juan padece insomnio/de insomnio.

Como vemos, la figura es activa, pero el significado es pasivo, ya que el sujeto sufre la acción del verbo. El sujeto, en este caso, es paciente.

Hasta aquí, todo bien, eso también pasa en portugués, pero hay construcciones que se usan en español y que no se usan, o que no son comunes en portugués. He dicho «que se usan» porque estoy escribiendo en español, porque si lo hiciera en portugués, probablemente diría «usadas» en portugués.

En términos gramaticales, en español, se prefieren las oraciones relativas adjetivas restrictivas «Los plátanos que ha comprado tu madre están maduros» en lugar de las oraciones reducidas de participio, como es usual en portugués «As bananas compradas por sua mãe estão maduras».

¿En qué consiste la dificultad?

Pues en que, dependiendo de la complejidad de la frase y del contexto, para un lusoparlante, será más difícil identificar el sujeto y, consecuentemente, traducir la frase al portugués. Veamos algunos ejemplos.

Empecemos por uno fácil:

Las casas que construyen los obreros […]
As casas construídas pelos pedreiros […]

El ejemplo en español tiene figura activa, pero significado pasivo. Por eso, si no estamos muy atentos al significado de  las palabras, podríamos imaginar que «las casas» practican la acción, porque el verbo está en voz activa. Claro que no tiene sentido que las casas construyan obreros, pero podremos encontrar oraciones más complejas…

En portugués se elimina la anfibología por la presencia del agente de la pasiva introducido por la preposición «pelo pedreiro», que deja bien claro quién practica la acción.

Veamos otros ejemplos:

En función del material que almacena el repositorio [...]
¿Quién almacena qué? (existe ambigüedad…)

Ahora, en portugués:
Em função do material armazenado pelo repositorio […] (se elimina la ambigüedad)

Debe tenerse en cuenta la aplicación que utiliza el equipo [...]
¿Quién utiliza qué?
En portugués:
Deve considerar-se a aplicação utilizada pelo equipamento […]

Y, por fin, una más compleja…
Por tanto, su función es facilitar el intercambio de los nutrientes que transporta la sangre por los desechos metabólicos que contienen el líquido intersticial…
¿Quién transporta qué?
En portugués:
Portanto, sua função é a de facilitar a troca dos nutrientes transportados pelo sangue pelos resíduos metabólicos que contêm o líquido intersticial…

¡Sí, la sangre transporta a los nutrientes y no lo contrario!


En este caso, resulta fácil si nos fijamos que el verbo está concordando con sangre y no con nutrientes. Pero en otros casos como «Los personajes que admiran los niños» o «las leyes que defienden los jueces», «Los animales que buscan los cazadores», etc., resulta muy arriesgado identificar el sujeto.

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