Como
sabemos, la traducción consiste en
reproducir en una lengua lo que se ha dicho anteriormente en otra. Para eso, es
fundamental que el traductor sea capaz
de comprender perfectamente el texto original, lo que no siempre es una
tarea fácil.
Aun en lenguas
tan próximas como el español y el portugués, encontramos diferencias
estructurales que dificultan el proceso de traducción.
Básicamente, una
oración es un enunciado con sentido completo que se compone de dos elementos
esenciales: el sujeto, aquel que practica o sufre la acción; y el predicado, lo
que se dice del sujeto. La estructura común de una oración afirmativa es sujeto
+ verbo + predicado. Sin embargo, este orden puede, y suele, cambiar. Además,
no siempre es fácil saber si el sujeto sufre o practica la acción.
Me explico:
algunas oraciones tienen figura activa, pero significado pasivo.
Juan padece insomnio/de insomnio.
Como vemos, la figura
es activa, pero el significado es pasivo, ya que el sujeto sufre la acción del
verbo. El sujeto, en este caso, es paciente.
Hasta aquí, todo
bien, eso también pasa en portugués, pero hay construcciones que se usan en
español y que no se usan, o que no son comunes en portugués. He dicho «que se usan»
porque estoy escribiendo en español, porque si lo hiciera en portugués,
probablemente diría «usadas» en portugués.
En términos gramaticales,
en español, se prefieren las oraciones relativas adjetivas restrictivas «Los plátanos que ha comprado tu madre
están maduros» en lugar de las oraciones reducidas de participio, como es
usual en portugués «As bananas compradas
por sua mãe estão maduras».
¿En qué consiste
la dificultad?
Pues en que,
dependiendo de la complejidad de la frase y del contexto, para un lusoparlante,
será más difícil identificar el sujeto y, consecuentemente, traducir la frase
al portugués. Veamos algunos ejemplos.
Empecemos por uno
fácil:
Las casas que construyen los obreros […]
As casas construídas pelos pedreiros […]
El ejemplo en
español tiene figura activa, pero significado pasivo. Por eso, si no estamos
muy atentos al significado de las
palabras, podríamos imaginar que «las casas» practican la acción, porque el
verbo está en voz activa. Claro que no tiene sentido que las casas construyan
obreros, pero podremos encontrar oraciones más complejas…
En portugués se
elimina la anfibología por la presencia del agente de la pasiva introducido por
la preposición «pelo pedreiro», que
deja bien claro quién practica la acción.
Veamos otros
ejemplos:
En función del material que almacena el repositorio
[...]
¿Quién almacena
qué? (existe ambigüedad…)
Ahora, en
portugués:
Em função do material armazenado pelo repositorio
[…] (se elimina la
ambigüedad)
Debe tenerse en cuenta la aplicación que utiliza el
equipo [...]
¿Quién utiliza
qué?
En portugués:
Deve considerar-se a aplicação utilizada pelo
equipamento […]
Y, por fin, una
más compleja…
Por tanto, su función es facilitar el intercambio
de los nutrientes que transporta la sangre por los desechos metabólicos que
contienen el líquido intersticial…
¿Quién transporta
qué?
En portugués:
Portanto, sua função é a de facilitar a troca dos
nutrientes transportados pelo sangue pelos resíduos metabólicos que contêm o
líquido intersticial…
¡Sí, la sangre
transporta a los nutrientes y no lo contrario!
En este caso, resulta
fácil si nos fijamos que el verbo está concordando con sangre y no con
nutrientes. Pero en otros casos como «Los personajes que admiran los niños» o «las
leyes que defienden los jueces», «Los animales que buscan los cazadores», etc.,
resulta muy arriesgado identificar el sujeto.